martes, 11 de octubre de 2016

El 12 de octubre tengo algo que celebrar

Es verdad que en la colonización, conquista y posterior gobierno de los territorios de ultramar se cometieron barbaridades, pero también se hicieron muchas cosas buenas. En el balance, me gusta la civilización europea que llevaron, la considero un avance (con todo lo negativo que también debe recordarse) con respecto a unos pueblos que por muy originarios que sean, ya no son los míos.
Yo mismo soy descendiente de europeos, por todos los costados (Della Costa, Brüggemann, Piaggio, Krämer, Echevarría, Swindt, etc... son apellidos de mi familia, mapuches de pura cepa, como se ve). ¿Y eso qué? ¿el hijo de europeos no puede ver una injusticia europea y denunciarla? ¿no puedo como inmigrante europeo estar en contra de la colonización? ¿el hecho de que yo sea de origen europeo me incapacita para denunciar la barbarie europea?
No, si realmente pensara que la conquista implicó una injusticia total, una barbarie en el pleno sentido de la palabra, tendría todo el derecho de denunciarla, haciéndome al mismo tiempo cargo de reparar la injusticia, y abandonando inmediatamente el continente, desde ya. 
Pero la pregunta es más compleja de lo que parece: la conquista abrió un proceso histórico largo, del cual mi propia existencia es sólo un eslabón, ¿puedo entonces rechazarla de plano?
Suponiendo que en el origen de los pueblos americanos actuales hubiera realmente sólo genocidio, expoliación y barbarie (y es seguro que no hay sólo eso, y tal vez ni siquiera hay eso!), el sólo hecho de que los que somos herederos del proceso civilizador estamos rectificando con nuestra propia existencia la historia, hace que el proceso histórico sea fundamentalmente bueno, y no fundamentalmente malo.
Camus lo escribía respecto de la sangrienta historia europea del siglo XX: "todo el continente se revuelve buscando una justicia que pretende ser total", y en el mismo artículo (El destierro de Helena, si mal no recuerdo): "no podemos vivir odiándonos".
Los procesos históricos son conducidos por personas que aparecen, obran un poco bien y un poco mal, y luego desaparecen, mueren, y nuevas generaciones de personas, que obrarán también en la medianía de lo bueno y lo malo, los reemplazan. La justicia total no es un posible histórico. No se trata de la grandeza de la utopía, sino de la vaciedad de lo imposible. Aunque fuera cierto que la tierra de mis tatarabuelos era de los mapuches, la tierra que yo piso es tan justo devolvérsela a los descendientes de los mapuches originarios como dejármela a mí, porque ninguno de los dos somos parte del momento de injusticia, los dos sufrimos con cualquier opción que se adopte. Lo justo, entonces, no es llenarse la cabeza con rectificaciones imposibles del pasado, sino realizar algo conjunto en el presente.
La historia sólo avanza en una dirección, aunque nunca podamos en un punto saber cuál es.
En Centro y Sud América hay un gran sustrato indígena, cosa que no hay en el Norte. Sólo eso muestra que no hubo tal aniquilación generalizada de Río Grande para abajo. La independencia de los estados americanos se hizo en nombre de la racionalidad y la libertad, la autonomía, y no sé cuántas cosas más que nos iban a curar de los males de haber pertenecido a la bárbara España, y ahí tenemos: 200 años de dar tumbos, con la racionalidad a cuestas, sin saber qué hacer para ser buenos pueblos, así que dejen de echarle la culpa a Colón si América la pueblan seres humanos que roban y expolian hoy.
Yo me alegro de mi idioma, y de los demás idiomas que conozco, me alegro de haber hecho una carrera universitaria en una universidad heredera de los bárbaros del siglo XII, me alegro también de que me hayan evangelizado, y me hayan permitido que a 12.000 Km de Europa, mi país perteneciera a una civilización como la que pertenece.
Y ahora que estamos a tiro de la racionalidad europea, ahora sí a inventar una nueva forma de vida, que sea verdaderamente americana, sin tanto llantito vacuo por un pasado que no podemos modificar y que ni siquiera sabemos valorar en su justa verdad.