domingo, 5 de marzo de 2017

De ofensas carnavalescas

Días pasados, en el carnaval de Tenerife, en la ya tradicional noche "drag", se presentó a concurso -y ganó-, una parodia de la Virgen y de la crucificción.
Como todos saben, eso levantó un inmediato debate sobre los famosos límites de la libertad de expresión, y la consabida frase, que ya es un eslogan: "a que no se animan con los musulmanes...".
La cosa no es nueva en absoluto, el año pasado fue una imagen de un colectivo LGTB que puso en una foto un "beso lésbico" de dos imágenes de la Virgen, y así un largo etcétera.
Obviamente que como cristiano no me gustan ese tipo de imágenes; me parece triste que nuestras mayores realidades, en un país que hace mucho tiempo fue abanderado del catolicismo europeo, se hayan convertido en objetos cómicos para adornar el lógico desmadre del carnaval, y generar -artificialmente- una polémica, quizás para suplir una pasión que la creatividad artística no consigue encender.
Dicho esto, la cuestión es si y cómo debemos reaccionar los cristianos; hay varias formas posibles:
-Podemos pasar al ataque: si nos dan, demos. ¿Pero no dice el evangelio que hay que poner la otra mejilla? sí, pero eso, que es un reclamo de Jesús a cada creyente, no es exigible por otro más que por Jesús, nadie me puede reclamar que si me siento ofendido, reaccione; y mucho menos tienen derecho a reclamármelo en nombre de Jesús quienes no creen en Jesús, y ni siquiera lo respetan.
-Podemos reivindicar nuestra pertenencia a esta sociedad y por tanto reclamar nuestra cuota de respeto en una sociedad que, por tener que juntar muchas mentalidades heterogéneas, tiene que practicar y enseñar a practicar el autodominio sobre lo que puede ser ofensivo para los demás, aunque para uno no lo sea.
-Podemos también soportar silenciosamente la ofensa, e incluso sentir una profunda alegría (una alegría cristiana, no carnavalesca ni pagana) por la ofensa: atentos a la palabra del Señor que dice «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.» (Mt 5,11-12)

Al primero lo podemos llamar el método "hazteoír", cristiano sólo en apariencia; porque si bien nadie puede exigirnos desde fuera el mandato de Cristo "ofreced la otra mejilla" -es algo que tiene que salir de nosotros mismos-, parece profundamente anticristiano reclamar por las ofensas que hacen a nuestra fe, con métodos que a su vez niegan el respeto a quienes nos ofendieron, o que al menos se ponen a su misma altura.

Al segundo no sé cómo lo podríamos llamar (no quiero ofender a nadie), pero es un clásico cuando ocurren estos episodios: muchos cristianos y medios de comunicación cristianos nos atiborran de razonamientos sobre la simetría que debe regir en nuestra sociedad  respecto de la "libertad de expresión", que no es un derecho absoluto, que nuestra libertad termina donde comienza la del vecino, etc, etc. etc...
¿Tienen razón? ¡claro que tendrían razón!... si no fueran cristianos; porque siéndolo, no se dan cuenta que en cuanto ponen el problema de las ofensas a la fe al nivel de cualquier ofensa que pueda circular en la sociedad (las ofensas a las mujeres, a los negros, a los gays, a los obesos, a los bajitos, a los altos, a los chinos, a los tuertos, etc), convierten a la fe cristiana en un colectivo más, un "diferente" que tiene que ser aceptado precisamente porque es diferente... Y la fe cristiana no es ni igual ni diferente a nada, simplemente, cuando funciona, es la sal de la tierra, y cuando no funciona, no sirve más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.

En las realidades sociales, el respeto lo reparte Papá Estado. No quiero ese respeto, como cristiano me niego a que Papá Estado diga que yo "debo ser respetado", porque soy como el enano, del que no debo burlarme. ¡Claro que no debo burlarme del enano! A mí me sale naturalmente reírme de quien se cae al suelo por un accidente tonto... ¡claro que no debo reírme! ¡me parece estupendo que Papá Estado me penalice si me burlo del tonto del pueblo! ¡claro que no debo burlarme!
No debo burlarme porque la cultura supera al estado de naturaleza... no debo burlarme porque naturalmente me burlaría, no debo discriminar al que es diferente porque soy una persona del 2017, no un bruto cavernícola, que discrimina a cualquiera que no pertenezca a su caverna. Hemos desarrollado el Estado (con todas sus estupideces y excesos) para que custodie el estado de cultura que tantos milenios nos costó conseguir, así que me alegra que Papá Estado me recuerde las cosas que por mi naturaleza no me sale respetar.

Pero como cristiano yo no soy un "colectivo" del que todos deberían naturalmente reírse, excepto que Papá Estado les mande no reírse... si la sociedad que me rodea no me respeta debo más bien pensar que: o bien no me supe ganar el respeto (y entonces, a intentarlo de nuevo), o es cumplimiento de la profecía de Cristo acerca de que pertenecer a los suyos implica vivir rodeado del rechazo del mundo.

Si no me respetan en tanto que cristiano, si no respetan el sublime significado de mis símbolos... eso sólo significa que Cristo debe seguir muriendo por nosotros, por cada uno, por mí -que no siento todavía de manera natural la alegría en medio de las persecuciones, sino que tengo que ordenármela- y por el "drag" que no tiene íntimo temor de Dios.

Y significa también -y es lo más misterioso- que la sociedad en la que vivo está preparándose, sin saberlo, para recibir toneladas de gracia, porque la abundancia del pecado prepara sobreabundancia de gracia.

3 comentarios:

  1. Muy bueno, fue mi razonamiento inicial (aunque no podría explicarlo con tanta claridad) de todos modos me permito dos preguntas.
    Como debería expresar mi desacuerdo/dolor/etc ante la ofensa en un ámbito católico?
    Y si me llaman a la televisión y me muestran las imágenes...cómo debería aprovechar la oportunidad?

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    1. Mira, si el ámbito es realmente católico, simplemente se lamentarán de que el mundo se pierda la grandeza de nuestra fe, pero no creo que se den cuerda con la ofensa, no hay tiempo, ni hay que gastar energías en eso.
      Y al que se pone en católico a la defensiva hay que tratar de mostrarle que su propia postura defensiva lo lleva a romper con el mundo al que sin embargo está destinado su mensaje.
      La postura autodefensiva, de catolicismo de minorías, es realmente contraria al sentido mismo de la fe, que por algo es "católica".
      En cuanto a lo segundo, yo no soy muy dado a "aprovechar oportunidades" (ahí ya tiene que ver con caracteres personales), es que... te voy a ser sincero: yo veo búsqueda de Dios y deseo de Dios también en todo eso, entonces no podría tomarlo a mal. Quizás simplemente preguntarles qué quisieron representar, pero no con ánimo de aprovechar la oportunidad, sino con ánimo genuino de saber qué ven en esas imágenes que les llama a representarlas y aparentemente burlarlas.
      En mi canal de Youtube tengo subido un "via crucis" de Fassbinder, que aparece de la nada en su película "Querelle", no muy distinto de las figuras del carnaval tinerfeño. Si quieres velo (https://www.youtube.com/watch?v=ii-xoNwcph0), y ahí bajo tienes un pequeño comentario mío a la escena.
      Este me parece pertinente, mientras que el de Tenerife no vi más que fotos (cuando se levantan los puristas de nuestra fe a vociferar pierdo todo interés en meterme al ruedo), pero sospecho que por algún costado el de Tenerife debe tener mucho de nostalgia de Dios, y eso por sí mismo es la oportunidad, no necesita Dios que la aprovechemos nosotros.
      Qué triste una fe con la que nadie se meta, y a la que nadie burle... sería una fe enteramente domesticada, respetada, y a la medida de los de la secta que la cultivan. Una fe que no le daría a nadie nada que pensar, nada de lo que defenderse. En poco tiempo desaparecería.
      San Ginés se convirtió mientras representaba una burla a los cristianos: es el colmo de la comoedia, estar representando una fe, descubrir que es verdadera, seguir profesando la fe en la que desde este momento crees, y que todo el público siga creyendo que estás actuando... y aplaudan lo que ellos creen burla y para ti es tu descubrimiento de la verdad.
      Si cualquiera de los ultradefensores de la fe hubiera vivido en la época de san Ginés, no tendríamos san Ginés, lo hubieran acribillado mucho antes a firmas en Changue.org.

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